El Amor
La justicia del amor:
Soy injustamente amado
¿Qué es el amor? pequeña, te lo voy a decir, lo más
probable es que ya te hayas en-amorado
y hayas esa experiencia de locura, que estés decidida a pasar todo tu tiempo
con esa persona especial, pero estar enamorado no es lo mismo que amar. Verás
te contaré las diferentes concepciones del amor, los griegos concebían el amor,
como Eros, como sensualidad, era el
contacto sexual lo más sublime del amor, el éxtasis de sentir el cuerpo del
otro, era el amor, el ero-tismo, en el cristianismo se concibió como amor el Ágape: sacrificio, era tanto amor que se rompe todo interés de la vida
misma, la vida te suena absurda si no estás al lado del amado, no sólo está
dispuesto a dar su vida sino que busca la manera de entregarla, y en el mundo
semita el amor era concebido como Hesed
que significa: perdón y misericordia,
este tipo de amor olvida todos los defectos que se superan por el amor, es más
grande el amor que no tomas en cuenta los errores de la persona amada, el amor
por encima de la ley “apreciamos a las personas por su virtudes, pero las
amamos por sus defectos”. Mucho se le perdona
al que mucho se le ama, si tomamos en cuenta la Biblia está llena de
personajes injustos, rebeldes, soberbios, necios, asesinos, adúlteros,
fornicarios, pero que se les perdona por amor. Se dice que en el fratricidio de
Caín, Dios le perdono la vida esperando que se convirtiera. Este amor hija, es
el más sublime, y se dice que es una gracia que se le da a quien el amor escoge,
por eso explica J. Marías “no soy yo
quien escoge amar, es el amor el que nos elige”, a este tipo de amor se le da
prioridad en las cartas paulinas “el amor
todo lo cree, todo lo perdona, todo lo espera, el amor espera lo imposible,
cree lo increíble y ve lo invisible”, ni un hombre se le debe negar la
oportunidad de ser amado, incluso el más vil rufián, por amor se le da tiempo,
se aguarda pacientemente esperando que recapacite y se arrepienta, que deje el
camino anterior y busque una nueva senda, por eso se dice que el amor mata el odio,
el mal y la carne, el amor rompe nuestra individualidad, socava nuestro egoísmo,
fractura nuestra libertad para darle apertura a otro, que sólo por ser humano
debe ser amado para pasar con el de la mano de la totalidad a la eternidad.
Existe una traducción etimológica errónea del amor pero
que a mi me parece muy buena, dice que la “a” es negación y “mor” de mortis que significa muerte, esto traduciría
no morir, eternidad, yo no se hija qué o quién sea Dios, pero en una epístola
lo define como Amor, Deus caritas est:
Dios es amor, y lo que he comprendido de la Biblia es que me invita y exhorta a
dar mi vida por el otro, por eso decía un filosofo al querer explicar a Dios
“he entendido que para comprender a Dios, no hay que quebrase la cabeza sino
romperse el corazón” pero no puedo dar la vida de a gratis, necesito que me asegure
algo, necesito pruebas no sólo de su existencia sino de su Amor, necesito
esperanza, nosotros no somos capaces de amar o de perdonar, sino que es el Amor
el que nos elige incluso antes de tener conciencia de Él.
Cuestionar a Dios es la insolencia más hermosa que
podemos tener, preguntarle a Dios ¿Por qué sufro, lloro, angustio, experimento
el mal? Dios no creó el mal pero si lo permite ¿Por qué? la presencia del mal
es la ausencia del amor, toda vida es un encuentro y lo que permite un
encuentro, es esta palabra que estamos tratando de explicar, pero algo trae en
esencia, el amor viene a liberarte, ¿de qué? me preguntarás: sí la esclavitud ya
sea abolido y existe libertad, el amor te
viene a liberar de ti mismo. El hombre se hace más libre en la medida que
logra desprenderse de si, el hombre es un ser de donación, esta es su vocación,
quien no se quiere desprenderse de sí, hace al mal, ser humano es aprender a
dar la vida; la misma relación sexual implica donación, amor y fruto de ese
amor es la creación de un nuevo ser, el amor te invita a crear y a creer,
-espero y no te aburra con estas cursilerías filosóficas- te voy a demostrar
esto: quien vive para sí mismo, vive queriendo llenar un pozo sin fondo, y le
puedes echar a ese pozo de todo, pero no se llenará, las personas que eligen
vivir para si mismas, tratan a los demás como cosas, objetos, como medios para
lograr un fin, o por un interés, pero no como humanos. Las cosas, casas, autos,
joyas, ropa, dinero te dan utilidad, felicidad y cierta comodidad y alegría
pero lo que propiamente nos dan las personas es Amor.
Nietszche en su libro: “humano demasiado humano”,– de
este filósofo te hablaré con mucho detenimiento- explicaba que lo que origina
el conocimiento no es la curiosidad, ni la admiración sino la muerte, el miedo
a ella, a perder contacto con lo real, con el Ser ¿Qué puede romper este miedo?
Unamuno decía que “el hombre piensa para soportar la vida”, el tedio de vivir
sabiendo que me voy a morir. El amor te da –mi pequeña- fe y esperanza de que
la vida se disfruta más y vale la pena cuando sabes amar y hacer el bien, sin
embargo, el vivir para sí mismo es la expresión de este miedo, sí mañana me
muero por qué no vivir, gozar, disfrutar si de todos modos me voy a morir, así
piensa el ladrón, el criminal, secuestrador y el mentiroso, ellos viven sin
esperanza y sin fe, vive esclavo de si mismo y de sus apetencias. Al final nada
de esto les saciara en la vanidad total de un ser que se gloria y satisface por
fuera, pero por dentro no encuentra nada.
El que ha roto en el amor este miedo, ve su realidad y
la enfrenta –no se puede vivir con miedo-
miedo al fracaso, a la vida, a ser víctima de un robo, de la traición, el amor
no sólo te da fuerza de enfrentar la vida “tu vida” así como es, sino te da fe
y esperanza de desafiarla y vencerla, no tienes miedo a decir la verdad y por
medio de la mentira ocultar una realidad, no tienes miedo a trabajar
horradamente en vez de robar, el que piensa que no se puede vencer a la muerte
se aferra a esta vida y a poseer lo más que se pueda, vive con este miedo a donarse,
ve a todos como enemigos, incapaz de donarse torturado en sueños y despierta
con el terror a que hoy se puede morir, la esperanza de vivir te la da el amor
y el te llevará a comprender que la vida no viene del dinero o de las cosas,
sino de la medida en que por amor te liberes de ti mismo –a lo mejor pensarás
que tontería- cuando a San pablo lo iban a decapitar, le preguntaban lo reos
con los que compartían su celda ¿no tienes miedo a morir? a lo que el
respondía: ¡Claro que no! pues, he hecho una buena batalla, en la medida que
sabes dar todo, cuando llega el final, sabes que no te guardaste nada, lo diste
todo y te vas tranquilo, como este magno apóstol. El amor parece ser que
renueva todo en una línea sin fin esto me recuerda a un filosofo crítico de la filosofía:
El joven L. Feuerbach, en su crítica al idealismo, propone un nuevo comienzo
para la filosofía: la incorporación del principio del corazón junto con el de
la razón. La nueva filosofía dice Feuerbach reposa en la verdad del amor, en la
verdad del sentimiento como condición de acceso al hombre real. Así, el amor se
convierte, objetivamente, en el criterio de la verdad: si la vieja filosofía decía:
lo que no es pensado no es, la nueva filosofía, por el contrario, dice: lo que no es amado y ni puede ser amado no
es… Donde no hay amor no hay tampoco verdad[1].
Sabes hija la palabra humano viene del latín Humus que significa polvo, tierra, la fragilidad
humana, te hace comprender una virtud “la humildad” es el sentimiento de
pequeñez, recuerdo que cuando eras niña le temías a los payasos, y te comprendo
yo también les tenia miedo, te aferrabas a mi que me dejabas adolorido el cuello,
¿por qué te recuerdo esto?, cuando reconoces esta pequeñez, es lo que nos
recuerda que ser humano es ser frágil, vulnerables, y debes abrazarte a algo o
a alguien, la vida es fugaz “un abrir y cerrar de ojos” es la cosa más frágil
que te puedas imaginar, somos verdaderamente débiles, tan pasajeros tan
endebles y delicados que nos podemos extinguir rápidamente. Cuando reconoces
esto te das cuenta que la vida se te ha sido dada por amor, y te invita a creer
que la vida no acaba con la muerte. El amor hace que quieras vivir para siempre
y ¿Cómo? amando. Esto es muy difícil y a veces requiere de la inocencia de un
niño, es como el primer amor, éste es tan apasionado y sincero porque no se es
consciente que va tener un fin, a veces debemos ser como niños ya estando
adultos, creer que será posible, de imaginar que se puede tocar una estrella y
sólo así tener esperanza, esta inocencia de niños ha potencializado el espíritu
humano, a veces queremos hacer realidad los cuentos que nos contaban de niños,
a veces deseamos seguir teniendo un primer amor, a veces deseamos seguir
tendiendo la seguridad de un Padre, a veces deseamos ya no pensar tanto en mi y
matar al Yo que tengo dentro y me esclaviza.
Lo que deshumaniza al hombre es el olvido del amor, es
decir, cuando niego la relación amorosa con los demás, éste olvido hace que vea
a las personas como cosas, medios para lograr mis fines, sin ésta condición la ética
se torna una farsa, todo valor se vuelve interesado y pierde su genuinidad, en
efecto, somos humanos, compartimos nuestra humanidad con los demás, es decir,
nuestra vulnerabilidad, nuestra debilidad, yo entiendo al otro porque soy
humano, compartimos la angustia de vivir en la constante preocupación ¿Qué será
de mi? Entonces el amor yo lo entendería así: Es una aptitud de ayudar a
responder al otro ésta pregunta <<Yo me aseguraré de que sea algo bueno
de ti>> a la manera de G. Marcel, amar es decirle al otro ¡hoy, tú no
morirás! Es buscar esa seguridad de
un mañana “en medio de mi debilidad” pero con la certeza de que no estoy solo,
se torna un constante dar, un negarse a sí mismo vital, la ayuda amorosa de todos. Desde el que ve la pobreza y da limosna
o ayuda hasta el tendero que “fía” porque ve la necesidad del que pide.
Cuando no quieres amar no deseas salir de ti, vives con
miedo a la libertad, y te dirás “es mejor ser esclavo de algo o de alguien” que
ser libre sin ninguna seguridad, el vicioso sabe que el vicio le da sabor a su
vida, le rinde cuentas a su amo o dueño, le hace sentir vivo y seguro de que
existe. La libertad es sólo para los que aman y se rigen por estas leyes. Mientras
yo esté vivo haré todo lo posible de que nada ni nadie te acerque a la muerte,
mientras yo viva haré que seas feliz, que estés contenta, no conozcas nada que
te haga sentirte muerta, mañana –si muero- ya no podré cuidarte, pero hoy, que
estoy vivo daré mi vida antes de que tu experimentes la muerte, así expresa un
viejo proverbio la grandeza del amor.
[1] Cfr. Arroyo Arrayás, Luís Miguel,
en introducción: a Bubber, Martín, Eclipse
de Dios, Sígueme. Salamanca. 2003. pp. 20-21.