miércoles, 14 de noviembre de 2012

El amor


El Amor
La justicia del amor:
Soy injustamente amado

¿Qué es el amor? pequeña, te lo voy a decir, lo más probable es que ya te hayas en-amorado y hayas esa experiencia de locura, que estés decidida a pasar todo tu tiempo con esa persona especial, pero estar enamorado no es lo mismo que amar. Verás te contaré las diferentes concepciones del amor, los griegos concebían el amor, como Eros, como sensualidad, era el contacto sexual lo más sublime del amor, el éxtasis de sentir el cuerpo del otro, era el amor, el ero-tismo, en el cristianismo se concibió como amor el Ágape: sacrificio, era tanto amor que se rompe todo interés de la vida misma, la vida te suena absurda si no estás al lado del amado, no sólo está dispuesto a dar su vida sino que busca la manera de entregarla, y en el mundo semita el amor era concebido como Hesed que significa: perdón y misericordia, este tipo de amor olvida todos los defectos que se superan por el amor, es más grande el amor que no tomas en cuenta los errores de la persona amada, el amor por encima de la ley “apreciamos a las personas por su virtudes, pero las amamos por sus defectos”. Mucho se le perdona al que mucho se le ama, si tomamos en cuenta la Biblia está llena de personajes injustos, rebeldes, soberbios, necios, asesinos, adúlteros, fornicarios, pero que se les perdona por amor. Se dice que en el fratricidio de Caín, Dios le perdono la vida esperando que se convirtiera. Este amor hija, es el más sublime, y se dice que es una gracia que se le da a quien el amor escoge, por eso  explica J. Marías “no soy yo quien escoge amar, es el amor el que nos elige”, a este tipo de amor se le da prioridad en las cartas paulinas “el amor todo lo cree, todo lo perdona, todo lo espera, el amor espera lo imposible, cree lo increíble y ve lo invisible”, ni un hombre se le debe negar la oportunidad de ser amado, incluso el más vil rufián, por amor se le da tiempo, se aguarda pacientemente esperando que recapacite y se arrepienta, que deje el camino anterior y busque una nueva senda, por eso se dice que el amor mata el odio, el mal y la carne, el amor rompe nuestra individualidad, socava nuestro egoísmo, fractura nuestra libertad para darle apertura a otro, que sólo por ser humano debe ser amado para pasar con el de la mano de la totalidad a la eternidad.
Existe una traducción etimológica errónea del amor pero que a mi me parece muy buena, dice que la “a” es negación y “mor” de mortis que significa muerte, esto traduciría no morir, eternidad, yo no se hija qué o quién sea Dios, pero en una epístola lo define como Amor, Deus caritas est: Dios es amor, y lo que he comprendido de la Biblia es que me invita y exhorta a dar mi vida por el otro, por eso decía un filosofo al querer explicar a Dios “he entendido que para comprender a Dios, no hay que quebrase la cabeza sino romperse el corazón” pero no puedo dar la vida de a gratis, necesito que me asegure algo, necesito pruebas no sólo de su existencia sino de su Amor, necesito esperanza, nosotros no somos capaces de amar o de perdonar, sino que es el Amor el que nos elige incluso antes de tener conciencia de Él. 
Cuestionar a Dios es la insolencia más hermosa que podemos tener, preguntarle a Dios ¿Por qué sufro, lloro, angustio, experimento el mal? Dios no creó el mal pero si lo permite ¿Por qué? la presencia del mal es la ausencia del amor, toda vida es un encuentro y lo que permite un encuentro, es esta palabra que estamos tratando de explicar, pero algo trae en esencia, el amor viene a liberarte, ¿de qué? me preguntarás: sí la esclavitud ya sea abolido y existe libertad, el amor te viene a liberar de ti mismo. El hombre se hace más libre en la medida que logra desprenderse de si, el hombre es un ser de donación, esta es su vocación, quien no se quiere desprenderse de sí, hace al mal, ser humano es aprender a dar la vida; la misma relación sexual implica donación, amor y fruto de ese amor es la creación de un nuevo ser, el amor te invita a crear y a creer, -espero y no te aburra con estas cursilerías filosóficas- te voy a demostrar esto: quien vive para sí mismo, vive queriendo llenar un pozo sin fondo, y le puedes echar a ese pozo de todo, pero no se llenará, las personas que eligen vivir para si mismas, tratan a los demás como cosas, objetos, como medios para lograr un fin, o por un interés, pero no como humanos. Las cosas, casas, autos, joyas, ropa, dinero te dan utilidad, felicidad y cierta comodidad y alegría pero lo que propiamente nos dan las personas es Amor.
Nietszche en su libro: “humano demasiado humano”,– de este filósofo te hablaré con mucho detenimiento- explicaba que lo que origina el conocimiento no es la curiosidad, ni la admiración sino la muerte, el miedo a ella, a perder contacto con lo real, con el Ser ¿Qué puede romper este miedo? Unamuno decía que “el hombre piensa para soportar la vida”, el tedio de vivir sabiendo que me voy a morir. El amor te da –mi pequeña- fe y esperanza de que la vida se disfruta más y vale la pena cuando sabes amar y hacer el bien, sin embargo, el vivir para sí mismo es la expresión de este miedo, sí mañana me muero por qué no vivir, gozar, disfrutar si de todos modos me voy a morir, así piensa el ladrón, el criminal, secuestrador y el mentiroso, ellos viven sin esperanza y sin fe, vive esclavo de si mismo y de sus apetencias. Al final nada de esto les saciara en la vanidad total de un ser que se gloria y satisface por fuera, pero por dentro no encuentra nada.
El que ha roto en el amor este miedo, ve su realidad y la enfrenta –no se puede vivir con miedo- miedo al fracaso, a la vida, a ser víctima de un robo, de la traición, el amor no sólo te da fuerza de enfrentar la vida “tu vida” así como es, sino te da fe y esperanza de desafiarla y vencerla, no tienes miedo a decir la verdad y por medio de la mentira ocultar una realidad, no tienes miedo a trabajar horradamente en vez de robar, el que piensa que no se puede vencer a la muerte se aferra a esta vida y a poseer lo más que se pueda, vive con este miedo a donarse, ve a todos como enemigos, incapaz de donarse torturado en sueños y despierta con el terror a que hoy se puede morir, la esperanza de vivir te la da el amor y el te llevará a comprender que la vida no viene del dinero o de las cosas, sino de la medida en que por amor te liberes de ti mismo –a lo mejor pensarás que tontería- cuando a San pablo lo iban a decapitar, le preguntaban lo reos con los que compartían su celda ¿no tienes miedo a morir? a lo que el respondía: ¡Claro que no! pues, he hecho una buena batalla, en la medida que sabes dar todo, cuando llega el final, sabes que no te guardaste nada, lo diste todo y te vas tranquilo, como este magno apóstol. El amor parece ser que renueva todo en una línea sin fin esto me recuerda a un filosofo crítico de la filosofía: El joven L. Feuerbach, en su crítica al idealismo, propone un nuevo comienzo para la filosofía: la incorporación del principio del corazón junto con el de la razón. La nueva filosofía dice Feuerbach reposa en la verdad del amor, en la verdad del sentimiento como condición de acceso al hombre real. Así, el amor se convierte, objetivamente, en el criterio de la verdad: si la vieja filosofía decía: lo que no es pensado no es, la nueva filosofía, por el contrario, dice: lo que no es amado y ni puede ser amado no es… Donde no hay amor no hay tampoco verdad[1].
Sabes hija la palabra humano viene del latín Humus que significa polvo, tierra, la fragilidad humana, te hace comprender una virtud “la humildad” es el sentimiento de pequeñez, recuerdo que cuando eras niña le temías a los payasos, y te comprendo yo también les tenia miedo, te aferrabas a mi que me dejabas adolorido el cuello, ¿por qué te recuerdo esto?, cuando reconoces esta pequeñez, es lo que nos recuerda que ser humano es ser frágil, vulnerables, y debes abrazarte a algo o a alguien, la vida es fugaz “un abrir y cerrar de ojos” es la cosa más frágil que te puedas imaginar, somos verdaderamente débiles, tan pasajeros tan endebles y delicados que nos podemos extinguir rápidamente. Cuando reconoces esto te das cuenta que la vida se te ha sido dada por amor, y te invita a creer que la vida no acaba con la muerte. El amor hace que quieras vivir para siempre y ¿Cómo? amando. Esto es muy difícil y a veces requiere de la inocencia de un niño, es como el primer amor, éste es tan apasionado y sincero porque no se es consciente que va tener un fin, a veces debemos ser como niños ya estando adultos, creer que será posible, de imaginar que se puede tocar una estrella y sólo así tener esperanza, esta inocencia de niños ha potencializado el espíritu humano, a veces queremos hacer realidad los cuentos que nos contaban de niños, a veces deseamos seguir teniendo un primer amor, a veces deseamos seguir tendiendo la seguridad de un Padre, a veces deseamos ya no pensar tanto en mi y matar al Yo que tengo dentro y me esclaviza.
Lo que deshumaniza al hombre es el olvido del amor, es decir, cuando niego la relación amorosa con los demás, éste olvido hace que vea a las personas como cosas, medios para lograr mis fines, sin ésta condición la ética se torna una farsa, todo valor se vuelve interesado y pierde su genuinidad, en efecto, somos humanos, compartimos nuestra humanidad con los demás, es decir, nuestra vulnerabilidad, nuestra debilidad, yo entiendo al otro porque soy humano, compartimos la angustia de vivir en la constante preocupación ¿Qué será de mi? Entonces el amor yo lo entendería así: Es una aptitud de ayudar a responder al otro ésta pregunta <<Yo me aseguraré de que sea algo bueno de ti>> a la manera de G. Marcel, amar es decirle al otro ¡hoy, tú no morirás! Es buscar esa seguridad de un mañana “en medio de mi debilidad” pero con la certeza de que no estoy solo, se torna un constante dar, un negarse a sí mismo vital, la ayuda amorosa de todos. Desde el que ve la pobreza y da limosna o ayuda hasta el tendero que “fía” porque ve la necesidad del que pide.
Cuando no quieres amar no deseas salir de ti, vives con miedo a la libertad, y te dirás “es mejor ser esclavo de algo o de alguien” que ser libre sin ninguna seguridad, el vicioso sabe que el vicio le da sabor a su vida, le rinde cuentas a su amo o dueño, le hace sentir vivo y seguro de que existe. La libertad es sólo para los que aman y se rigen por estas leyes. Mientras yo esté vivo haré todo lo posible de que nada ni nadie te acerque a la muerte, mientras yo viva haré que seas feliz, que estés contenta, no conozcas nada que te haga sentirte muerta, mañana –si muero- ya no podré cuidarte, pero hoy, que estoy vivo daré mi vida antes de que tu experimentes la muerte, así expresa un viejo proverbio la grandeza del amor.  


[1] Cfr. Arroyo Arrayás,  Luís Miguel, en introducción: a Bubber, Martín, Eclipse de Dios, Sígueme. Salamanca. 2003. pp. 20-21.