miércoles, 18 de septiembre de 2013

La otra política parte 1

La deconstrucción de nuestro sistema se ve mermado por ideas que van desfondando las trivialidades de la cultura tradicional, es decir, los valores o las ideas tradicionales ya no tienen peso en la actualidad, se piensa que la imposición de una cultura occidental regida y guiada por el cristianismo va domesticando al hombre, para no sacar a relucir lo que verdaderamente es: cruel y malvado, en una deseo de mal insaciable, la ley lo único que ha hecho es mostrarle lo que verdaderamente quiere hacer, la ley lo ha retado, le ha dicho no mentir y desea mentir, no matar y desea matar, no tomar a un hombre como mujer y se vuelve homosexual, lo prohibido al hombre le parece apetecible, por eso se dice vulgarmente: “la ley se hizo para romperse”.
 La imposición de nuevos valores se tienen que ir proponiendo para regir a una nueva generación que va emancipándose de su cultura para imponer la suya, es la idea de Nietzsche, de lo dionisiaco y lo apolíneo. La ley que hoy rige no es la ley moral sino la ley de lo que me gusta y me conviene, todos los valores resultan relativos, se ha proclamado que no hay Verdad, y como no hay verdad, tampoco hay bien y mal, justo o injusto, solo intereses bien proporcionados que no afecten a mis gustos y placeres, la justicia se ha tornado relativa, y lo racional es irracional, es el caos de la posmodernidad. La ley más allá de regular o imponer un orden se piensa que es una esclavitud, se inician nuevos valores que al mismo tiempo son nuevas esclavitudes, en un devenir dialectico que parece no tener fin, esto tiene sus repercusiones en el ámbito y vida humana, se ha proclamado en un heraldo ¡Ya todo es licito! ¡Ya no existe nada que se imponga! ¿Cuáles son los efectos de esto en la política? Que la justicia no existe y el bien común tampoco, que la fidelidad o la amistad es una ilusión, ya que solo existe un hombre que es rapaz, traicionero, movido por la codicia, el deseo de tener más y hacer su voluntad, en efecto, no existe valor que no esté en cuestión, lo racional es el mejor discurso con elocuencia para convencer, la razón de la fuerza y no la fuerza de la razón. ¿Cuál es el panorama político de hoy?
Lo que el hombre busca es la buena vida, y la vida en sociedad es una complejidad, porque estoy frente a otro que me exige solidaridad, compasión, ayuda y amor, por eso decía Jean Paul Sartre: ¡el infierno son los otros! Que me agobia con sus exigencias, la individualidad es fundamental y es herencia no del cristianismo sino del helenismo, en efecto, La sociedad es un hospital que rechaza enfermos, un enfermo es aquel que depende y necesita de los otros para rehabilitarse, para recobrar la salud y para volver a la vida, vida productiva, vida afectiva, vida profesional, empero, ¿Quiénes son los enfermos en una sociedad? Los pobres, los rateros, las prostitutas, los ignorantes, los presos, los oprimidos, los engañados, los que lloran injusticias, los denigrados, los esclavos, los marginados, los huérfanos.
La política acepta a los buenos porque son los que no dan molestias y son productivos, desecha, margina, olvida y extermina a los que son molestos, anárquicos, lacras, pobres, más llenos de necesidades y carencias que de cosas buenas, esta política lleva a una caos de dictadura e imposición, pues, ante tantas masas de enfermos es prudente tener planes de contingencia y de control,  hacer una distinción real, existencial y vital de los buenos y de los enfermos. Cuando en realidad la sociedad como comunidad humana busca la unión para la trascendencia, a través convivencia humana.
La felicidad decía Aristóteles es individual, todo acto humano tiene como fin la felicidad, es por eso, que racionalmente, el sufrimiento, el sacrificio y el perdón es irracional, sin embargo es humano, las tres virtudes teologales son: la fe, esperanza y amor, pero también son antropológicas, empero, la otra política es la del loco, la de un loco que no busca su interés, su vanidad, su reconocimiento, su felicidad, sino la felicidad del otro, el bienestar, el la alegría y la verdad del que está a mi lado, el loco para el sistema es aquel que se atreve a ser justo, decía Erasmo de Rotterdam, la locura es necesaria para la vida humana, si no existiera la locura ninguna hazaña hubiese sido posible, es aquel que no busca otra seguridad que la de la buena conciencia.J. P. Sartre


jueves, 5 de septiembre de 2013

La drogadicción en las escuelas

Es increíble observar como cada vez es más recurrente las drogas en los alumnos, en las escuelas, en los jóvenes, por lo general son alumnos desorientados, de familias destruidas o simplemente no tienen alguien que les interese o se interese por ellos, lo más recurrente es que los alumnos no sienten un verdadero sentido a la vida, y es increíble ver que jóvenes entre 15 y 20 años ya le perdieron sentido a su vida en pleno inicio de ella, llevando una vida errante, de tristezas y frustraciones, la vida les ha desepcionado, la gente en quien confían les han fallado y las equivocaciones las han tomado como verdaderas, queriendo olvidar algo que no les gusta, que les lastima, como todo hombre que tiene problemas, sólo que ellos reaccionan como lo que son !niños!
A veces existen problemas que superan nuestras fuerzas y esto no sólo pasa con los jóvenes también con los no tan jóvenes.
A veces confundimos educación con tener muchos contenidos académicos en la cabeza, cuando en realidad es preparar a los alumnos para lo que esta afuera, e=fuera ducare=guiar, es decir, para enfrentar los problemas.
A veces lo que se enseña en las aulas no sirve para la vida, nadie nos enseña como vivir, nadie nos enseña como elegir o tomar decisiones, a veces nadie se atreve a decirnos la verdad, es por eso que la educación sin investigación no puede ser la verdadera educación.
En un mundo en donde la razón se ha vuelto irracional y la vida es la que mejor se venda, en donde lo malo cada vez es más común que sea bueno ¿Quién se atreverá a decirnos la verdad?
Alguna vez me preguntaron ¿por qué el hombre se educa? y ¿por qué el hombre es el único animal que se esmera por conocer?
Algunos hombres leen porque quieren hablar mejor, otros porque quieren escribir, otros porque quieren pensar, pero hay otros porque quieren conocer la verdad, se ven inmersos en un mundo de incertidumbre, reconocen su miseria y pobreza no sólo académica, intelectual sino vital, que ni siquiera saber decidir bien, que aprenden a base de errores y horrores.
El hombre se educa porque quiere saber la verdad y conoce por que no le gusta la incertidumbre, quiere lo seguro en esta vida, alguna vez dijeron que el inicio del pensamiento fue la admiración, pero yo creo que fue el escandalo de la muerte, darse cuenta que en la vida existen cosas que matan y no sólo físicamente,  en la ausencia total del Ser, sino que se puede vivir en la muerte, en el sin sentido, en palabras de Jean Paul Sartre: en la nausea, en el abismo de la nada.
Los errores cometidos ya no se pueden corregir, pero el presente se puede transformar, se necesita educar en la fortaleza, es decir, enseñar a los niños a ser hombres cuando les toque ser hombres, y a no ser cobardes cuando el absurdo y los problemas vengan.

miércoles, 4 de septiembre de 2013

La pedagogía divina

La pedagogía divina
Dios ama y escucha al humilde y desecha al soberbio, ¿Qué pasa con esta pedagogía? ¿Por qué Dios desprecia o repugna al soberbio? Difíciles cuestiones hacen pensar que la soberbia humana es imprescindible e incluso nata, tal parece que Dios se molesta cuando el hombre no se ubica en su situación y alardea de ser mejor que Él, tal parece que Dios se molesta cuando el hombre usurpa su lugar y se proclama dios de todo, a la manera de Nietzsche: Dios ha muerto. Dios sigue muerto. Y nosotros lo hemos matado. ¿Cómo podríamos reconfortarnos, los asesinos de todos los asesinos? El más santo y el más poderoso que el mundo ha poseído se ha desangrado bajo nuestros cuchillos: ¿quién limpiará esta sangre de nosotros? ¿Qué agua nos limpiará? ¿Qué rito expiatorio qué juegos sagrados deberíamos inventar? ¿No es la grandeza de este hecho demasiado grande para nosotros? ¿Debemos aparecer dignos de ella?
O  que no lo necesitamos como decía A. Comte “el hombre puede vivir sin Dios pero no sin religión, o que ni siquiera existe y que su existencia es irrelevante, que no es necesario para la vida humana ¿Por qué Dios se molesta de que el hombre quiera ser más que Él? Será que el hombre verdaderamente pretende ser dios, como decía J. Paul Satre “el máximo anhelo humano del hombre es ser dios”.

La soberbia viene del latin supervia, por encima de todo, de la creación, no existe nada que sea superior o mejor que el soberbio, en efecto, la humildad es lo contrario a la soberbia, es una virtud metafísica, es decir, ante el cosmos y su grandeza caemos en la cuenta de que hombre es nada considerado con el universo, pero Dios se encarga de humillar al soberbio, la vida es un constante aprender de la humillación, se dice que Dios no crea el mal pero si lo permite, para una humillación perpetua del hombre, y por ésta humillación el hombre se acerca o cae rendido ante los pies de Dios, la máxima humillación que le permite al hombre es la muerte, el hombre es finito, mortal, de carne y hueso, vulnerabilidad y fragilidad y su máximo anhelo es vencer todas sus limitaciones desde tener seguridades hasta vencer la muerte, por eso el hombre se esmera en vivir, en tener una vida buena, pero sobretodo en ser feliz, y la felicidad se logra a base de la humillación en una aceptación profunda del reconocimiento de lo que se es, humano, vulnerable, débil, es decir, dios educa a base de humillaciones, y el humilde no exige sino que reconoce su situación, dialoga con el Creador como con un amigo y se atreve a pedir.
El humilde es el amigo de Dios, es aquel que reconoce su miseria y se compadece de todos los que comparten su situación mortal, carnal y vulnerable. La pedagogía divina se complace en hacer al hombre caer en su realidad y que el la acepte, que por su pobreza necesita ayuda, empero, todos los valores son imposibles de hacer porque el hombre desea ser Dios, el hombre desea crear sus propios valores como Nietszche y no piensa que el ser bueno no esta en la voluntad humana sino en el deseo divino, algún santo decía: Se bueno si puedes. Nadie ningún hombre puede ser bueno por voluntad propia, hasta eso es por voluntad divina, es increíble hasta donde llega la imposibilidad humana de hacer el bien.
No se qué es dios o quién es dios, sólo se que como dijera San Agustín: me creaste para Ti y mi corazón estará inquieto hasta descansar
en Ti.