miércoles, 13 de noviembre de 2013

Política del Buen Chingar: una perspectiva de la mentalidad y política mexicana







Hablar de política siempre es complejo, y cuando se piensa de política en México viene a la mente corrupción, fraude, traición, escepticismo y resignación, en efecto que se entiende por política. La etimología de política viene de Poli que es ciudadano e  ika que es relativo a, lo relativo a los ciudadanos, desde un punto de vista más real es la búsqueda del bien común. Aristóteles definía al hombre como un zwon Politikon, animal político, en definitiva describía el Estagirita al hombre como un hombre social que no puede estar solo, la soledad no es propia de los humanos, es decir, la soledad antropológica seria la negación ontológica de la existencia, el miedo a no-ser, a perder contacto con lo real, seria la ausencia de alteridad, es la necesidad de estar con-los-otros lo que acentúa nuestra humanidad.
Para establecer una política se requiere definir bien los planteamientos en los que se pueden dar las relaciones interpersonales, es decir, la relación con los otros ciudadanos: la amistad, la familia, el matrimonio, la visión del mundo de cada cultura y que se entiende en cada cultura por hombre. La cultura occidental demarca un gran problema desde los inicios de su cultura para el bien común, ya Aristóteles en su ética eudemia pones las bases de la imposibilidad de la amistad, ya que la consideraciones para el perfecto y buen amigo son imposibles, las relaciones humanas son esencialmente interés. Los helénicos jamás pudieron resolver la búsqueda del bien común y los interés individuales, a estas consideraciones llega Tomas Hobbes y su política escéptica en la afirmación de “homo homini lupus” y la máxima expresión de esta imposibilidad es la afirmación de Jean Paul Sartre: El infierno es el Otro, como conciliar el bien común y satisfacer los intereses y bienes propios, de esto Richard Rorty emprenda su búsqueda de la felicidad social a partir de la indignación social, pero queda fracturada su postura al encontrar mayor ambición que compasión social. La política se torna un problema que Aristóteles proponía desde su ética eudemonista, el fin de todo acto humano es la felicidad ¿la felicidad es individual o es común?
 El fin de la política es la felicidad de los ciudadanos ¿Cómo se puede llegar a que todos los ciudadanos logren ser felices? ¿Satisfaciendo todas sus necesidades materiales? ¿Educando mejor? y ¿si todos son felices se llegaría a un absurdo y sin sentido social? A todo esto compete muy necesariamente definir la categoría: hombre. En el debate de Bartolomé de las Casas y Sepulveda, este ultimo hacia una muy curiosa afirmación: Todo lo que es hombre o no es hombre viene del paradigma universal del hombre occidental (europeo). De tal suerte que el indígena no puede ser de ninguna manera un Hombre. Antropos: El que contempla el cielo etimología que significa el que admira, se asombra, de esto se definiría que hombre es un ser racional, o un ser material que trasciende y se perfecciona por su trabajo, o un ser racional de naturaleza relacional, etc., estos son los planteamientos y problemas a nivel mundial mi discurso busca encontrar una respuesta en una sola cultura que me compete y me llama, porque en ella vivo y me desenvuelvo, porque ella misma me invita a mejorarla, la cultura mexicana, profundizar en ella, esbozarla, criticarla y mejorarla ¿Qué es la política para México? ¿Cuál es la visión del mundo para los mexicanos? ¿Cómo se entiende el mismo, a los demás y cómo se define? Preguntas fundamentales que son necesarias indagar, responder y debatir.
Hace más de 79 años que Samuel Ramos indago en la psicología mexicana, también Octavio Paz hace más de 60 años que indago más crudamente la mentalidad del mexicano con su Laberinto de la Soledad, y Leopoldo Zea en su libro La filosofía en americana como filosofía sin más, nos muestra que México esta fuera de la historia universal, y cada vez se muestra México más anárquico, más violento, más agresivo, su política retrocede a una política opresora y de imposición, burla los cánones de vida social autentica y digna, la pobreza, ignorancia, obesidad, crimen, corrupción y retraso cultural reinan como en los días de postrevolucion mexicana, a todo esto ¿Qué piensa el mexicano? Y ¿Qué hace? Intentare resolver estas cuestiones, empezando a fundamentar criterios propios de nuestra cultura.
Cuantas veces no se escuchan voces populares que aplican descarnadamente en nuestra sociedad: el que no tranza no avanza, el país en el que todo es posible, cuánto tienes cuánto vales, etc., frases populares que vienen de una experiencia ancestral, vestigios históricos que siguen lastimando, fantasmas que en pleno siglo XXI siguen atormentando, los tres autores enfatizan la historia de México como una historia viviente, que aún late, que aún se siente, que todavía lastima, hiere, su solo recuerdo trae sentimientos de frustración, odio, resentimiento, indignación, la vida actual mexicana viene marcada por los traumas de la infancia, del nacer de su historia, como un hombre adulto que no supera el maltrato en su infancia o el divorcio de sus padres, de esa manera vive todavía el sentir o la cultura mexicana, la historia dicta que México es un país vencido, ultrajado, engañado, violado, desgarrado, mermado, oprimido, subyugado, esclavizado, quedando a merced de un fiero y desgraciado conquistador, en fin, una país conquistado, esto recae en un sentimiento frustrado, de fracaso, de menosprecio hacia si mismo y hacia su raza, moral de esclavo, moral de oprimido, moral de siervo, moral de sometido, (esto me recuerda a la fabula del elefante encadenado de Jorge Bucay), la domesticación por la fuerza de una personaje antagónico en la historia de México marca hasta el día de hoy a toda nuestra cultura, dos categoría surgen en consecuencia de estas heridas: Miedo y Recelo, miedo a todo aquel que tiene poder, incluso un poder ficticio como el de la raza, se piensa que la raza mexicana es fea, o fracasada que la raza blanca europea es el paradigma de belleza y triunfo, y Recelo, esto surge de la falta de confianza o temor que se siente hacia sus semejantes, cada mexicano que esta cerca de ti, puede ser un traidor, un delator, de esta manera surge la envidia del triunfo y la alegría de las malas noticias de los otros. Las malas noticias consuelan la miserable vida de conquistado, y el triunfo del otro corroe la envidia, pues, no se acepta que otro conquistado trascienda las barreras de la opresión y él se siga quedando en las cadenas de la frustración. Vestigios históricos que lastiman y no permiten vivir.
Se tiene un exagerado respeto por el amo, opresor, el conquistador, acostumbrado al maltrato, cerrado, desconfiado, solo aparenta estar bien, ser educado, apariencias que se desvanecen cuando esta con sus semejantes, la historia de México ha mostrado que el poder, la violencia y la fuerza son las constantes para sobresalir, de ahí la tajante distinción de ricos y pobres, el rico mantiene las constantes de poder y el pobre contiene las constantes de sometido y domesticado, subsumido y humillado. La famosa psicología servil que se evidencio en la época colonial-hacendaria, todavía existe una gran psicología servil, la educación profesional mexicana es una educación sometida, obrero, empleado, el fin de la educación es un trabajo, educación servil, dividida en amo y esclavo, rico y pobre.
En la política mexicana nunca ha faltado el abuso del poder, el uso de la violencia, los fraudes, la compra de votos, jugar con la pobreza y necesidad humana para asegurar los votos, esto hace que en el sentimiento mexicano en cuanto a política sea escéptico y resignado, incredulidad ante la legalidad y respeto hacia su voto, y un pesar frustrado cuando se elige a un dirigente, frases como: “ya para que voto si ese va a quedar”, “ni modos vamos a ver que hace en su sexenio, a ver cuanto roba y como nos chinga”. México es el país que fomenta la ignorancia, un país de ignorantes no opone resistencia cuando es gobernado y se divide rápidamente, quedado fraccionado en tantos sectores que es muy difícil unirlo.
El mexicano no acepta ni supera su pasado, como cuando un trauma de la infancia marca la edad adulta, y no se da cuenta de que lo que importa es el presente, un presente con el cual no sabe que hacer, una vida que no sabe en que ocupar, mas que en lamentarse y ver como triunfan los demás, heridas que aún sangran, palabras que aún hieren, sometidos al poder de la negación, vendidos a las ideas de “no se puede” traumados “de sentirse menos”, sus palabras más prohibidas son palabras resentidas, llenas de impotencia ante una historia que sometió y humillo, contra un pasado que no olvida, un taparrabo psicológico del cual no se puede deshacer, enemigo fantasmagórico del cual ni el mejor exorcista puede ahuyentar. Como el pueblo mexicano fue torturado, humillado y asesinado, es muy común que el mexicano se desprecie así mismo, porque el mismo se ve como consquistado, perdedor, vencido, sentimientos que afloran cuando un mexicano se le dice Indio, o cuando un mexicano gana algo es símbolo de festejo, pues el vencido por fin vence, en el fondo el mexicano busca un regazo, un refugio, un consuelo para los débiles y los vencidos. La religión en México fue esa voz que suaviza las penurias, que reconforta y que ayuda a aceptar su condición de oprimido, pero no impulsa a superar esa condición.
Chingar es una palabra mexicana, es una palabra de mal, hiriente, ofensiva, punzante, resentida, amarga, palabra prohibida que brota cuando las circunstancias son hostiles, carentes, de impotencia, de resignación y frustración, palabra maldita, que es la manera en que el mexicano maldice. Chingar tiene tantas anfibologías, una gama tan inmensa de polisemias que no se logra comprender del todo. La idea de la palabra chingar es idea de fracaso, acciones frustradas, malestar, burlar, perjudicar, idea de agresión en todos los ámbitos, incomodar, picar, violar, desgarrar, matar, violencia, herir, destruir, es “Salir de si mismo y penetrar por la fuerza en otro, es la máxima expresión de un individualismo llevado al extremo”.
Chingón: es exitoso en los negocios, política, en el crimen, con las mujeres, en el trabajo. Persona que sabe burlar, penetrar, herir por la fuerza y salir victorioso.
Se chingo: cuando algo o alguien se destruye, se frustra, no llega a su fin, a buen termino, pierde su valor, se desgasta.
Hizo una chingadera: Ejecuta mal una acción, una orden, hace obras malas o estúpidas, señal de estupidez al actuar, de ineptitud.
Chingar a una mujer: El acto sexual es cuando puedes poseer a una mujer sin amarla, sin sentir nada por ella, mas que un impulso de querer saciar la pasión o apetencia sexual, engañar, seducir, violar, instigar, acosar hasta ejecutar el fin sexual, que la mujer seda, acepte, por medio de trucos, engaños, jamás se hace con el verdadero y sincero consentimiento de la mujer, acto cruel y cínico que arranca una risa de satisfacción resentida. Es hacer violencia con el otro.
De aquí el acto machista de querer chingar, que se manifiesta perfectamente con el albur mexicano, el sui generis del albur es hacer que el otro quede como mujer, ante un hombre “macho” que se la chinga. “paloma échame” “plátano chupas”. El perdedor en el albur es la mujer chingada.
Chingar es activo, es acto, y chingado (a) es pasivo, es potencia, de aquí que no es lo mismo “chingar que ser chingado”. Cruel e inmisericorde dialéctica en donde no hay compasión ni piedad, es el absurdo de los valores, en donde aquel que tiene principios y honor es un pendejo.
Para el mexicano la vida es una oportunidad de chingar o de ser chingado, de humillar, hacer fracasar, violentar para beneficio propio o todo lo contrario. La vida social es una guerra y se hace divisiones: fuertes y débiles, ricos (chingan) y pobres (que son chingados), chingones sin escrúpulos, duros, crueles y chingados vulnerables, expuestos, violentados y sufridos, y esto alcanza hasta nuestros dirigentes que chingan a sus semejantes y al mismo tiempo se dejan chingar por aquellos que son más que ellos, por las grandes potencias y empresas transnacionales. En efecto, las personas que valen en México son las chingonas no las que tienen principios y valores.
El verbo chingar se hace muy presente en todos los mexicanos, verbo latente que se manifiesta en la primera oportunidad de hacerlo, verbo maldito, mentiroso y homicida, hace del mundo mexicano una selva, una ley del más fuerte, en el mundo de chingar los valores son los que menos importan, se usan aquellas mañas para salir adelante, para sacar beneficio propio: el soborno, lambiscón, compadrazo, la corrupción, la estafa, el engaño y la mentira, es el infierno mexicano en vida.
La hombría es algo que no puede faltar, un mundo en donde nadie se abre o se raja, o de lo contrario atenta contra su hombría y se la atribuye cobardía, homosexualidad, femineidad. Algo fundamental es saber qué es la chingada.
Vete a la Chingada: Es lugar de cosas rotas, de violaciones, de cobardes y estúpidos, lugar dirigido a extranjeros o a malos mexicanos, lugar imaginario rico en miseria y maldad, es el infierno mexicano.
Chingada: Mujer violada, desgarrada, engañada, abusada, violentada, burlada por la fuerza. Fue una violación en la carne misma de los indios. Malinche mujer fascinada, seducida y violada por los españoles. Malinchismo: sentimiento de un hijo de abandono y traición de una madre que lo hace por su amante.
Hijo de la chingada: Hijo de esta mujer. La mujer en México siempre representa a una chingada y el hombre siempre refleja autoridad, capacidad de sometimiento, respeto, capacidad de Chingar.
Chingar o ser chingón:  Es el olvido de todos los valores, es la destrucción de los valores nietzschiana, es el individualismo llevado al extremo, la búsqueda del bien propio sin importar la violación de los demás, es el egoísmo extremo que olvida a sus semejantes y ahoga sus gemidos en la comodidad y placer propio.
La nostalgia de chingar se da en una dialéctica que no goza de síntesis, todo se bate en una guerra de fuertes y débiles, los que ejercen fuerza sobre los que están expuestos a ser ultrajados, el chingar se manifiesta en el machismo, epifanía voraz de una repulsión hacia si mismo y hacia los demás, necesidad devoradora de personas y de bienes incapaz de satisfacerse. El Macho mexicano es agresividad, impasibilidad, invulnerabilidad, uso descarnado de la violencia. Absurdo actuar que demuestra su poderío sobre el más débil, libertad desmesurada en una voluntad devoradora de leyes y de reglas, con la única finalidad de demostrar su invulnerabilidad: golpear a una mujer, golpear a sus hijos pequeños, engañar para violar, ingerir alcohol hasta embrutecerse y no caer, indiferencia hacia lo que engendra, sin compasión ni relación ni compromiso con el mundo exterior.
El egoísmo que mana de esta condición viene de un sentimiento de superioridad, esa desligación del mundo exterior y ese ensimismamiento en sus intereses, placeres y necesidades, un Macho toma lo que plazca y lo desecha cuando quiere: “El mexicano ni es indio ni es español, es un hombre que reniega de sus raíces y de su pasado y se proyecta al futuro sin saber de donde viene, lo único que lo mantiene cuerdo es el absurdo de ser Macho-Conquistador español, y con el sentimiento de poder si autoridad en el verbo cotidiano “Chingar”.
Se gusta de resaltar las tradiciones mexicanas mas no en la manera que fue la conquista, no se puede sanar esta herida que sangra hasta el día de hoy, y se manifiesta en toda nuestra cultura: Desde la mentalidad de sometimiento y servicialidad de obrero hasta la manera de morderse (chingarse) unos a otros, conflicto interno que lleva siglos.
El origen del homicidio y la violencia se da en un “Yo”, un “Yo” occidental que se descubre como una preocupación de ser en un ser consiente de su muerte. En la estructuración de la sabiduría occidental y su tradición se construye en la idea de un “Yo” y sus intereses: “yo pienso”, “yo quiero”, “yo busco”, “yo debo”, “yo puedo”, “yo soy” (expresiones tan admiradas por Kant, Hegel, Heidegger y Husserl), de aquí el sentimiento de individualidad y soledad en la edificación milenaria que Nietzsche y Sartre esbozan  y descubren a la perfección el verdadero ser del mundo occidental (Un súper hombre, un súper Yo y un ser que descubre un infierno en los otros). Un mundo ensimismado que no puede dejar de verse a si mismo y esta cosmovisión es heredada a los países occidentalizados. En el mundo del “Yo” lo otro es imposible racionalizar, lo que existe soy yo, mis necesidades y preocupaciones por resolver, esto permite usar la razón para sistematizar y justificar sus actos, herencia de muerte, miseria, violencia y crueldad, en efecto, todo intento de ética y política es imposible. El “chingar” mexicano es una herencia occidental, irónicamente pensamos que eso es la sabiduría, la sabiduría occidental es lo verdaderamente racional y humano. El hombre se debate entre buscarse a si mismo o desprenderse de si para ver por los otros.
Levinas expone la radicalidad de la imperatividad ante el descubrimiento del otro, no soy yo el único que sufre, existen otros que sufren igual o peor que yo, el desprendimiento del Yo y su totalidad enfrascada en yo pienso, yo existo queda desmembrada ante un rostro que no es el mío y que me exige cuidarlo, amarlo y responder por El, ante el descubrimiento de otro que esta frente a mi me obliga a cuidarlo, y en ese cuidado me cuida a mi ¿Cómo es posible esto? Los hijos están al cuidado de los padres y es en ellos que el olvido total del querer ser queda sin importancia, pero es por ellos que no se deleita en los deseos particulares, tal vez embriagarse, fumar, momentos de placer que se enfrascan en un egoísmo radical de si, lo otro que esta fuera de mi, me obliga a querer el bien, ya no para sino para un TU, lo expresa de una manera genial J, Giraldo “ya no soy yo, ya no es por mi, ya no es conmigo ni para mi, ahora eres tu, ahora es por ti, ahora es contigo y para ti, me haz declarado una guerra de ternura y compasión que solo me queda decir ¡me rindo!”, el individualismo exacerbado de occidente ha llevado al mexicano a llevar una ley de Herodes, difícil subsistir en un mundo sin sentir compasión ni esperanza.
La dialéctica entre un YO-TU, BIEN-MAL, SER-OTRO, MUERTE-VIDA fundamentan el actuar humano, lo que basa el ser es el no-ser, todo hombre busca la vida, pero se da cuenta que existe la muerte y algo peor que eso el sufrimiento, ya los hedonistas exponían esto de una manera esplendida, usa toda su razón para evitar sufrir, y si no puede dejar de sufrir al menos busca paliativos o alicientes que consuelen su vida, en una primera definición antropológica: el hombre es un ser que vive para si mismo.
El hombre se debate en servirse así mismo o salir de si y vivir para los demás, el hombre en la vida descubre que muere y sufre, busca la felicidad y lo bueno, de esta manera se procura y debe cuidarse a si mismo, la ley de supervivencia, ley natural que incluso las bestias obedecen esta ley, todo hombre desde que nace es egoísta, egocentrista, ególatra, es un ser que se procura a si mismo, que vive por si y para si, un animal desde una ley natural nace-come-crece-reproduce-muere, ¡un hombre no! En la medida en que vive se da cuenta de que su vida depende por otros que sustentan su supervivencia, se educa y crece para servir a los demás, pero hay una ley natural que le impide servir, y es la ley de procurarse así mismo y así pervierte su existencia,
Aristóteles plantea que todo acto humano en el fondo busca la felicidad, todo hombre busca ser feliz, ¿hay algo más que la felicidad? Y ¿esta es individual o colectiva? ¿Cómo se que algo verdaderamente me hace feliz? …………….

Todo acto malo en el hombre es el miedo a sufrir, y para que el hombre haga el bien necesita una seguridad en la vida, para poder dejarse hacer el mal y hacer aún así el bien.