martes, 26 de agosto de 2014

La cultura del Tener: ¿existe algo más valioso que el dinero?



 Gastamos dinero que no tenemos,
en cosas que no necesitamos
 para impresionar a gente que no le importamos.

Si nada nos puede salvar de la muerte,
al menos que el amor nos salve de las banalidades de esta vida.

En una clase de ética se le preguntaba a los alumnos: si ustedes vieran un billete de mil pesos en un basurero lleno de lodo, peste, desperdicio, incluso un poco manchado de excremente de un pañal de bebe ¿lo quisieran? A lo que muchos con cierta aversión respondían: de todas formas maestro el billete no pierde su valor, nada más se limpia y vuelve a servir. A lo que el maestro les preguntó: ¿y si en lugar del billete de mil fuera una persona la que estuviera en el basurero? ¿Lo limpiarían y volvería a servir? Los alumnos no supieron que responder. Con esta anécdota quisiera empezar a analizar el poder del dinero y lo que vale para nuestra sociedad, desde las épocas más arcaicas se veían las desmedidas valoraciones del dinero, la perversidad, la confusión y la alienación que causaba a los que lo poseían. A lo cual Shakespeare escribe:
Es lo único verdadero:"¡Dinero!, ¡Dinero maravilloso, brillante, precioso! ¡No, oh dioses, no soy hombre que haga plegarias inconsecuentes! Un poco de él puede volver lo blanco, negro; lo feo, hermoso; lo falso, verdadero; lo bajo, noble". Se trata del dinero. Incluso se piensa que el dinero es el origen de todos los males en este mundo: movimientos sociales, guerras, revoluciones, homicidios, creador de valores, parece que dinero es la divinidad palpable y real de este mundo, el que lo posee tiene la vaga sensación de ser dios.
La cultura del Tener, que es causada por el consumo, constantemente  invita, aconseja y exhorta que para alcanzar la felicidad sólo es posible teniendo todo, a lo que constantemente se presentan varios modelos de Tener, desde propiedades, autos, estudios, viajes, moda, peinados, físico, salud, lujos, celulares, etc., de esta manera causa una psicosis, frustración y sufrimiento en la sociedad a todo aquel que no puede tener Todo. La frustración es muy alta y el suicidio se torna un camino viable para muchos en nuestra sociedad. La frustración que causa esta cultura del Tener se manifiesta en tantas salidas fáciles o paliativos que calmen la desilusión.
El Tener no te hace Ser buena persona, el ser persona va más allá de tener lo que dice la sociedad que debes tener. El desmedido afán de riqueza que constantemente se promueve entre nuestra sociedad, hace que las personas entiendan que el máximo valor es el dinero y  los demás valores sean un medio para alcanzar el dinero, en nuestra sociedad lo explica de mejor manera el famoso dicho popular “el que no tranza no avanza”. Las personas se miren con recelo, desconfianza, no se ve la dignidad sino la superficialidad, las relaciones se vuelven interesadas, mercenarias e incluso el amor se vende, se piensa que todo tiene en precio, todo tiene un costo, nada se regala, nada es gratis, aquí es donde surge una gran pregunta: ¿existe algo más valioso que el dinero?

Nadie puede darse valor (dignidad) si primero no se reconoce a sí mismo como valioso, nadie puede dar lo que no tiene, sólo el que tiene dignidad puede reconocer la dignidad de los demás, ¿Qué es lo que nos hace dignos? El ser humano constantemente busca ser reconocido, busca ser amado, en el diario de un seductor de  Sören Kierkegaard , explica que el seductor simplemente juega con el constate afán natural que tiene el hombre por sentirse amado, el hombre sufre por amor, en este sentido únicamente el hombre que se descubre amado puede amar, en oposición a esto, el que actúa mal es por una simple razón no descubre su dignidad, en la famosa novela de Frankenstein, se le pregunta a este monstruo: por qué eres malo, a lo que él responde: soy malo porque soy desgraciado. Se vuelve a la sentencia anterior, nadie da lo que no tiene, se tiene que replantear una nueva pregunta: ¿Qué tenemos para dar? El desgraciado como  Frankenstein no puede dar nada más que desgracia, incluso si este tiene todo el dinero del mundo, su desgracia es más amplia que su riqueza, es de esta manera que el egoísta busca el dinero para servirse a sí mismo, es aquél que no sabe dar cosas buenas ni siquiera para el mismo, pues el mismo se aniquila dándose cosas que le arrebatan la vida. El hombre digno utiliza el dinero para servir a los demás, porque ha descubierto que la persona vale más que cualquier otra cosa. La vida vale más que el dinero, si no hay vida de qué sirve el dinero, pero ¿Qué es lo que nos hace sentir vivos? Las personas que más amamos son las que nos hacen sentir vivos, es por eso, que el verdaderamente desgraciado es aquel que no tiene otra cosa más que a él mismo, en la soledad radical y en la imposibilidad de salir de sí mismo.




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