Mostrando entradas con la etiqueta hombre. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta hombre. Mostrar todas las entradas

jueves, 22 de agosto de 2013

El origen del mal

El origen del mal


Leyendo a León Tolstói sobre “El origen del mal” ha despertado mi curiosidad ¿Cuál será el origen del mal? en este libro se exponen varios orígenes: el hambre, ira, miedo o la naturaleza humana.
¿Será que nuestra naturaleza es mala?

Todo mal se genera por la frustración este sentimiento despliega miedo, el miedo es egoísmo y el egoísmo es el mal antropológico, en efecto, la frustración es la ausencia total y radical de esperanza.
¿Cómo se genera la frustración? Siempre se tiene la idea o esperanza de que algo o alguien debe ser así y no de otra forma, y cuando la realidad no es como se pensaba se genera frustración, resignación, desesperanza, pesimismo, odio hacia la vida y los demás.

La mayor de las veces nadie nos enseña a lidiar con la frustración o cómo enfrentarla o superarla, y el no sentirse amado, experimentar que la amistad, la vida, la familia, la economía, el matrimonio, el sexo, no es como se pensaba cansa la existencia.

 La máxima frustración es el saber y ver que mueres, que existen cosas que te roban la vida o que te matan, económicamente, afectivamente, personalmente, laboralmente, y esta es la máxima frustración, este sentimiento despliega una naturaleza humana “matar en defensa propia”.
Matar o aniquilar lo que te está haciendo daño, lo anulas haciendo algo que te haga olvidar aquello que te aniquila, este es el origen de los vicios (la definición de vicio: es la repetición de un acto malo) sin embargo, definiría un vicio: como la válvula de escape que hace resignarte a aquello que no te gusta y te esta hiriendo y hace olvidar la vida que tienes.

Ante esta máxima frustración despliega miedo a morir o a experimentar la muerte en vida. Por eso el hombre es egoísta, asesina, abusa, corrompe, genera placer pervertido que satisface sus instintos más bajos y retorcidos, y se muestra como hoy lo conocemos “Un monstruo”. tolstói